Una
tarde calurosa y con pocas ocupaciones por fin me decidí a hacer aquello que había
rondado mi cabeza por tanto tiempo. Me escapé del trabajo en mis horas libres y
me dirigí a aquella dirección que tanto me costó hallar en el internet. En un centro
comercial solitario, al fondo del último pasillo, enmarcada en plumas fucsia, atuendos
de cuero y encaje negro, al fin vi la entrada de la tienda. Sentí que me saltaba
algo en el estómago y se me secaba la boca pero me di ánimos diciéndome una y
otra vez: “Eres una mujer adulta y fuerte, puedes hacer esto”.
Entré
a aquel poco iluminado y perfumado lugar, con la sonrisa congelada y una sobreactuada
actitud de seguridad. Dentro me espera un simpático joven de aproximadamente unos
21 años (algo joven para trabajar en ese sitio, pensé); su actitud fue amable y
cordial.
- Buenas tardes, en que puedo servirte?
- Hola, buenas tardes. Me gustaría ver algunos modelos de vibradores.
- Por supuesto, algún requisito en especial?
- Mmm… (pienso unos segundos) pues tamaño promedio y que vibre, supongo.
- Muy bien, observe este, por ejemplo (comenta señalando hacia uno en específico, ubicado en la vitrina) tiene un modelo bastante anatómico que simula la forma del cuerpo venoso y la del glande; además posee varias velocidades que puedes manipular a través de esta ruedita en la parte inferior.
(Sentí
calor en la cara, señal de rubor.)
- Pues se ve… adecuado.
- Permíteme mostrarte cómo funciona (utiliza antibacterial para limpiarse las manos, paso siguiente toma el dildo). Utiliza un par de baterías doble A que se insertan por acá. Aquí manipulas las velocidades; fíjate en las diferentes intensidades que alcanza la vibración al girar esta rosca…
(Extendió
su mano con el dildo hacia a mí. Tímidamente lo toqué con un dedo por un
costado.)
- Si, vibra muy …(rico, duro, sabroso?) …prolijamente. (prolijamente??? Que tonta!).
- Además es muy flexible, casi como un pene real. Colócate un poco de antibacterial para que puedas sentirlo.
(Me apliqué
el antibacterial, tomé aquel rosado falo entre mis manos y comencé a doblarlo
con gentileza, no quería que luciera doloroso)
- Sip, bastante realista.
- Permíteme mostrarte este otro, por ejemplo, es un vibrador doble….
- No, no! No será necesario, por ahora estará bien con uno sencillo. Me llevo este.
Regrese
al trabajo aquella tarde con la actitud de quien intenta pasar un bulto de
drogas a través de la aduana de un aeropuerto.
Debo
acotar que desde que descubrí la masturbación en mis años pubertos, me
acostumbre a la estimulación directa del clítoris con los dedos como la manera más
fácil de alcanzar un orgasmo. Pero aquella noche todo eso iba a cambiar para
siempre.
Opté por comenzar el asunto de la manera usual; una ducha tibia y
relajante, la habitación iluminada sólo por la luz del monitor del PC donde había
puesto un video erótico el cual miraba mientras me aplicaba crema con aroma de
almendras en todo el cuerpo. Al terminar me recosté de espaldas en mi cama con las piernas separadas y las rodillas flexionadas.
Deje que mis manos recorrieran mi cuerpo desde mi cuello, pasando entre
mis senos, rozando los labios externos de mi vagina. Me lamí algunos dedos y
con ellos dibuje la aureola de mis pezones.
Con ambas manos me separe los labios externos imaginando que
alguien secretamente me miraba, me sentía expuesta, descarada, excitada. Con una
mano comencé a dar golpecitos ligeramente sobre toda el área. Mi otra mano tiraba
los labios hacia atrás, manteniendo una débil tensión sobre el clítoris. Sentí
humedecerme.
Me coloque algo de lubricante en los dedos; comencé a estimularme
sobre el clítoris frotando hacia arriba y hacia abajo con toques cortos y a
veces moviendo el capuchón (o prepucio) simulando la masturbación masculina, lo
que me resulta siempre delicioso . En ocasiones me detenía para apretar un poco
mis pezones.
En el video de la pc él la penetraba solo introduciendo medio
pene, esto la hacía gemir desesperadamente a ella y me enloquecía a mí. Era el momento.
Tomé el vibrador y le aplique una buena cantidad de lubricante, lo
encendí en velocidad media y, con las piernas bien abiertas, sin dejar de
frotarme el clítoris con una mano, con la otra me penetré.
Lo que sentí a continuación difícilmente podré explicarlo, pero lo
intentaré. El placer fue tan intenso que mi piel se erizó y mis pezones se endurecieron; mi clítoris se hincho
hasta el punto de sobresalir de entre mis labios.
Yo que solía estar siempre muy quieta y
silenciosa mientras me masturbaba, esta vez arqueaba mi espalda y movía
cadenciosamente mis caderas arriba y abajo, cerraba los ojos con fuerza, mordía
mis labios, respiraba ruidosamente y gemía! El orgasmo no tardó en llegar.
Un clímax fulminante hizo explosión en mi
clítoris y se expandió furiosamente hacia mi pelvis y al resto de mi cuerpo. La
contracción de los músculos dentro de mi vagina fue tan intensa que empujaban con
fuerza el vibrador hacia afuera mientras yo me esforzaba por mantenerlo dentro.
Los espasmos descontrolados producían movimientos
involuntarios en mis pies y me hacían rodar de un lado a otro en la cama. Los
gemidos se hicieron más fuertes y de inmediato olas de gusto me recorrieron la
piel y fuertes palpitaciones se concentraron en mi sexo. Me quedé un poco en
blanco respirando exhausta mientras la relajación me invadió dulcemente.
Fue el mejor orgasmo por masturbación que había
tenido hasta ese día. Sin lugar a dudas.
Mi vibrador fue una excelente adquisición; Me
ayudo a descubrir nuevas sensaciones y gustos, amplifico mi placer al
masturbarme, está firme para mí cuando lo necesite y lo único que me pide a
cambio es, de vez en cuando, un par de baterías AA!
Aun hoy día me reprocho como fue que no me compre
aquel maravilloso aparato antes???.